BMX (Biciclo Motoxcross) nació en la ciudad norteamericana de California en 1969 cuando un joven, Scott Breithaupt, probó una experiencia nueva utilizando una bicicleta en una pista de Motocross, para intentar imitar lo que sus referentes en ese deporte hacían. Como lo sucedido tuvo aceptación, un fabricante comenzó a construir bicicletas similares a motos. Actualmente, se lleva a cabo con bicicletas pequeñas (rodado 20) que generalmente son más resistentes que las comunes. El principal objetivo es no caerse y realizar las pruebas más arriesgadas y llamativas. Para ello, hay un grupo de jueces (ex competidores o expertos en el tema) que juzgan al deportista.
En Argentina, el BMX va creciendo día a día con asombrante velocidad, ya que son los más jóvenes quienes se suman a practicarlo. Sin embargo, son potencias países como Estados Unidos o los europeos.
En Villa Gobernador Gálvez, es Lucas Frascoli quien desea aportar al crecimiento de la disciplina en la ciudad. Ya que con tan solo 24 años, decidió dedicar su vida a las bicicletas.
Desde los quince que se desempeña en el deporte. Empezó en 2001, gracias a un grupo de amigos que practicaban en unas rampas de maderas ubicadas en el colegio San José de Rosario. Así fue como le fue naciendo la vocación por realizar pruebas con la bicicleta. Como sus padres no le permitían ir a practicar a los galpones (frente a la Isla de los Inventos), se escapaba para ir hasta el lugar. Poco a poco, fue descubriendo el mundo del BMX hasta el día de hoy, que tiene junto a sus amigos de Rosario una asociación en la que organizan competencias y cobran entradas para ir manteniendo los gastos y rupturas de las distintas rampas. A lo largo de su corta trayectoria, ganó dos competencias, una en Santa Fe y otra en Reconquista. Hace poco tiempo, logró el cuarto puesto.
En Villa Gobernador Gálvez no existe ningún parque con circuito para quienes deseen entrenar o simplemente divertirse. Por tal motivo, Lucas presentó a las autoridades municipales un proyecto para construir uno. Lo único que le solicita es la sesión de algún espacio físico para llevar a cabo lo propuesto. El resto queda a cargo de las empresas rosarinas contactadas por el deportista que él mismo conoce gracias a la cantidad de competencias a las que se ha presentado no sólo en Rosario y sus alrededores, sino también a lo largo y ancho del país. Con el objetivo de concretar el sueño de un parque en la ciudad, logró juntar 150 firmas de chicos.
Para seguir ligado a lo que más ama, Frascoli tiene una fábrica hace cuatro años, donde arma los repuestos que necesita una bicicleta. La marca se llama «FAD». Está ubicada atrás de su casa y allí tiene todo lo necesario para armar cada una de las piezas que le solicitan los más de 150 clientes de todo el país. Es él quien realiza los diseños, trabaja en los tornos o en alguna otra máquina de todas las que tiene en el lugar. También colaboran tres chicos con toda la producción. Allí, realizan casi todos los procesos, salvo el de pintura, por una cuestión de espacio. Hasta crean ellos mismo las estampas con el símbolo de la marca (serigrafía).
No sólo es el espíritu emprendedor lo que tiene como una de sus principales virtudes este joven, sino que también cuenta con una increíble voluntad solidaria. El año pasado firmó el «Pacto Mundial». Y ahora, colabora con los chicos que asisten al Taller Protegido (que se encuentra frente a su casa), dándole mercadería para embalar o terminar. Además, resaltó que en su fábrica trabaja con productos netamente ecológicos para evitar dañar el planeta aun más.
Hace poco empezó a enviar sus productos a otros países, como Brasil. Próximamente lo hará también con Suecia. Todos esos contactos son conseguidos por amigos suyos que viven allí y practican el deporte. Además mantiene contacto con deportistas de varios países más que conoció en todas las competencias en las que se presentó. En su propio emprendimiento, tiene dos marcas: FAD y DAF. La primera de ellas es para los productos profesionales que les solicitan competidores ya experimentados. La segunda, es para quienes recién empiezan en la práctica.
Sus días están exclusivamente dedicados a su trabajo. Se levanta temprano para empezar con los pedidos y por la tarde va a repartirlos o a andar en «bici».
Para finalizar, Lucas quiso agradecer a su familia: Adriana (mamá), Alejandro (papá) y Virginia (hermana). Tampoco olvidó a su sponsor, que le otorga ropa «Sinner».
Lucas Frascoli: un joven emprendedor que a su corta edad, ya es ejemplo de solidaridad, trabajo y vocación.
Rocío Galán
En Argentina, el BMX va creciendo día a día con asombrante velocidad, ya que son los más jóvenes quienes se suman a practicarlo. Sin embargo, son potencias países como Estados Unidos o los europeos.
En Villa Gobernador Gálvez, es Lucas Frascoli quien desea aportar al crecimiento de la disciplina en la ciudad. Ya que con tan solo 24 años, decidió dedicar su vida a las bicicletas.
Desde los quince que se desempeña en el deporte. Empezó en 2001, gracias a un grupo de amigos que practicaban en unas rampas de maderas ubicadas en el colegio San José de Rosario. Así fue como le fue naciendo la vocación por realizar pruebas con la bicicleta. Como sus padres no le permitían ir a practicar a los galpones (frente a la Isla de los Inventos), se escapaba para ir hasta el lugar. Poco a poco, fue descubriendo el mundo del BMX hasta el día de hoy, que tiene junto a sus amigos de Rosario una asociación en la que organizan competencias y cobran entradas para ir manteniendo los gastos y rupturas de las distintas rampas. A lo largo de su corta trayectoria, ganó dos competencias, una en Santa Fe y otra en Reconquista. Hace poco tiempo, logró el cuarto puesto.
En Villa Gobernador Gálvez no existe ningún parque con circuito para quienes deseen entrenar o simplemente divertirse. Por tal motivo, Lucas presentó a las autoridades municipales un proyecto para construir uno. Lo único que le solicita es la sesión de algún espacio físico para llevar a cabo lo propuesto. El resto queda a cargo de las empresas rosarinas contactadas por el deportista que él mismo conoce gracias a la cantidad de competencias a las que se ha presentado no sólo en Rosario y sus alrededores, sino también a lo largo y ancho del país. Con el objetivo de concretar el sueño de un parque en la ciudad, logró juntar 150 firmas de chicos.
Para seguir ligado a lo que más ama, Frascoli tiene una fábrica hace cuatro años, donde arma los repuestos que necesita una bicicleta. La marca se llama «FAD». Está ubicada atrás de su casa y allí tiene todo lo necesario para armar cada una de las piezas que le solicitan los más de 150 clientes de todo el país. Es él quien realiza los diseños, trabaja en los tornos o en alguna otra máquina de todas las que tiene en el lugar. También colaboran tres chicos con toda la producción. Allí, realizan casi todos los procesos, salvo el de pintura, por una cuestión de espacio. Hasta crean ellos mismo las estampas con el símbolo de la marca (serigrafía).
No sólo es el espíritu emprendedor lo que tiene como una de sus principales virtudes este joven, sino que también cuenta con una increíble voluntad solidaria. El año pasado firmó el «Pacto Mundial». Y ahora, colabora con los chicos que asisten al Taller Protegido (que se encuentra frente a su casa), dándole mercadería para embalar o terminar. Además, resaltó que en su fábrica trabaja con productos netamente ecológicos para evitar dañar el planeta aun más.
Hace poco empezó a enviar sus productos a otros países, como Brasil. Próximamente lo hará también con Suecia. Todos esos contactos son conseguidos por amigos suyos que viven allí y practican el deporte. Además mantiene contacto con deportistas de varios países más que conoció en todas las competencias en las que se presentó. En su propio emprendimiento, tiene dos marcas: FAD y DAF. La primera de ellas es para los productos profesionales que les solicitan competidores ya experimentados. La segunda, es para quienes recién empiezan en la práctica.
Sus días están exclusivamente dedicados a su trabajo. Se levanta temprano para empezar con los pedidos y por la tarde va a repartirlos o a andar en «bici».
Para finalizar, Lucas quiso agradecer a su familia: Adriana (mamá), Alejandro (papá) y Virginia (hermana). Tampoco olvidó a su sponsor, que le otorga ropa «Sinner».
Lucas Frascoli: un joven emprendedor que a su corta edad, ya es ejemplo de solidaridad, trabajo y vocación.
Rocío Galán