Maximiliano Gómez tiene tan sólo doce años y ya demostró ser un ejemplo para seguir y sobre todo para admirar. Lamentablemente, nació sin la arteria del habla, lo que le ocasiona no poder hablar, no emitir gestos ni expresiones faciales y tiene dificultades para mover el brazo y pierna del lado izquierdo.
Nada de eso fue un impedimento para que este pequeño gigante se alzara con cuatro medallas de oro en los Juegos Evita 2009, que tuvieron lugar en Mar del Plata del 20 al 26 de octubre. Estos juegos son organizados por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Dos medallas fueron logradas en natación, en 25 metros libres y 25 metros espalda. Las dos restantes las obtuvo en atletismo en 80 y 150 metros llanos.
Claro que para llegar a donde está tuvo que superar varios obstáculos a lo largo de su vida. «Mi hijo fue un chico muy discriminado por la sociedad», contó Roxana, la mamá de Maxi, quien tuvo que luchar por su hijo cuando se separó de su marido.
El camino del pequeño se inició en la Escuela Nº 1316 «San Francisco de Asís» (calle Orán), pero al año siguiente se cambió a la Escuela Especial «San Francisco de Asís» (calle Laprida), en la cual permaneció hasta 2008.
El año pasado comenzó a estudiar en el «Colegio de Nivelación de Niños Autistas de Rosario» (Connar). Su familia jamás pensó que ese cambio sería un giro rotundo en su vida.
Fue en ese colegio que aprendió a nadar y a dedicarse al atletismo. «Antes de ingresar a Connar Maxi no sabía nadar –comentó Roxana– ahora si puede, y muy bien».
La mamá muy orgullosa siguió contando que su hijo tenía problemas para brazear para atrás, pero que gracias al trabajo y sacrificio pudo lograrlo.
Para obtener las cuatro medallas doradas en Mar del Plata tuvo que dejar en el camino varias etapas. La primera de ellas fue ganar la competencia local que se celebró en Rosario. De allí, pasó a la departamental, donde también se alzó en el primer lugar. El campeonato provincial, en el que tampoco perdió la costumbre de ganar, fue en definitiva el que lo depositó en los Juegos Evita, que son a nivel nacional. Todos los viajes, traslados y estadía fueron costeados por el gobierno. Maxi, viajó junto a otros compañeritos que también lograron medallas y junto a su profe Gustavo, con quien estarán eternamente agradecidos por el apoyo y los cuidados que le brindó durante el viaje.
Roxana no quiso dejar de resaltar la ayuda que constantemente recibió de los abuelos paternos de su hijo, María Elena y Francisco Gómez, y de su madrina Silvina Gómez, quienes jamás desprotegieron al pequeño.
Actualmente, Maxi vive junto a su mamá y su marido Juan Carlos, y sus hermanitos, Fabricio y Tiago. Por parte de su papá, Roberto Ariel Gómez, a quien ve seguido y mantiene un fuerte vínculo, tiene otras tres hermanitas.
Todos los días va y vuelve solo al colegio ubicado en Viamonte 744. «Maxi es un chico que se maneja muy bien solo», explicó su madre.
No todo es fácil para esta familia. Maxi es tratado una vez por semana por una fonoaudióloga en una sesión de media hora. El costo de la misma es de 35 pesos. «En realidad él necesita ir tres veces por semana, pero por los costos económicos va sólo una», explicó Roxana. Todas las atenciones que recibe del neurólogo que lleva su caso son particulares.
A pesar de todas las dificultades que tuvo que afrontar, Maxi logró salir adelante y demostrar que ningún problema es para siempre.
Hoy en día, la sociedad entera está viviendo vertiginosamente y acelerada. Todos se quejan de los problemas cotidianos sin mirar alrededor y observar que hay gente con menos suerte que sin embargo sigue luchando para revertir su mal momento. Maxi, este pequeño que sólo tiene doce años, está dando una gran lección de vida a propios y ajenos. Muchos tendrían que aprender de él. Y como siempre resaltó su mamá a lo largo de toda la charla: «En todo momento la mano de Dios estuvo presente».
por Rocío Galán
Nada de eso fue un impedimento para que este pequeño gigante se alzara con cuatro medallas de oro en los Juegos Evita 2009, que tuvieron lugar en Mar del Plata del 20 al 26 de octubre. Estos juegos son organizados por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Dos medallas fueron logradas en natación, en 25 metros libres y 25 metros espalda. Las dos restantes las obtuvo en atletismo en 80 y 150 metros llanos.
Claro que para llegar a donde está tuvo que superar varios obstáculos a lo largo de su vida. «Mi hijo fue un chico muy discriminado por la sociedad», contó Roxana, la mamá de Maxi, quien tuvo que luchar por su hijo cuando se separó de su marido.
El camino del pequeño se inició en la Escuela Nº 1316 «San Francisco de Asís» (calle Orán), pero al año siguiente se cambió a la Escuela Especial «San Francisco de Asís» (calle Laprida), en la cual permaneció hasta 2008.
El año pasado comenzó a estudiar en el «Colegio de Nivelación de Niños Autistas de Rosario» (Connar). Su familia jamás pensó que ese cambio sería un giro rotundo en su vida.
Fue en ese colegio que aprendió a nadar y a dedicarse al atletismo. «Antes de ingresar a Connar Maxi no sabía nadar –comentó Roxana– ahora si puede, y muy bien».
La mamá muy orgullosa siguió contando que su hijo tenía problemas para brazear para atrás, pero que gracias al trabajo y sacrificio pudo lograrlo.
Para obtener las cuatro medallas doradas en Mar del Plata tuvo que dejar en el camino varias etapas. La primera de ellas fue ganar la competencia local que se celebró en Rosario. De allí, pasó a la departamental, donde también se alzó en el primer lugar. El campeonato provincial, en el que tampoco perdió la costumbre de ganar, fue en definitiva el que lo depositó en los Juegos Evita, que son a nivel nacional. Todos los viajes, traslados y estadía fueron costeados por el gobierno. Maxi, viajó junto a otros compañeritos que también lograron medallas y junto a su profe Gustavo, con quien estarán eternamente agradecidos por el apoyo y los cuidados que le brindó durante el viaje.
Roxana no quiso dejar de resaltar la ayuda que constantemente recibió de los abuelos paternos de su hijo, María Elena y Francisco Gómez, y de su madrina Silvina Gómez, quienes jamás desprotegieron al pequeño.
Actualmente, Maxi vive junto a su mamá y su marido Juan Carlos, y sus hermanitos, Fabricio y Tiago. Por parte de su papá, Roberto Ariel Gómez, a quien ve seguido y mantiene un fuerte vínculo, tiene otras tres hermanitas.
Todos los días va y vuelve solo al colegio ubicado en Viamonte 744. «Maxi es un chico que se maneja muy bien solo», explicó su madre.
No todo es fácil para esta familia. Maxi es tratado una vez por semana por una fonoaudióloga en una sesión de media hora. El costo de la misma es de 35 pesos. «En realidad él necesita ir tres veces por semana, pero por los costos económicos va sólo una», explicó Roxana. Todas las atenciones que recibe del neurólogo que lleva su caso son particulares.
A pesar de todas las dificultades que tuvo que afrontar, Maxi logró salir adelante y demostrar que ningún problema es para siempre.
Hoy en día, la sociedad entera está viviendo vertiginosamente y acelerada. Todos se quejan de los problemas cotidianos sin mirar alrededor y observar que hay gente con menos suerte que sin embargo sigue luchando para revertir su mal momento. Maxi, este pequeño que sólo tiene doce años, está dando una gran lección de vida a propios y ajenos. Muchos tendrían que aprender de él. Y como siempre resaltó su mamá a lo largo de toda la charla: «En todo momento la mano de Dios estuvo presente».
por Rocío Galán