El jugador de Rosario Central Diego Chitzoff nació y se crió en Villa Gobernador Gálvez, más precisamente en Pueblo Nuevo. Con humildad y sencillez recibió en su casa a Desarrollo Zonal para contar sus experiencias personales y deportivas.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 100 y los secundarios en la Técnica Nº 6 de Rosario.
Su sueño de ser futbolista se hizo realidad. Hoy, con 29 años, juega en el club de sus amores y aun mantiene los valores de «un pibe de barrio».
Todo comenzó a gestarse a los cinco años cuando inició sus primeras armas en el club barrial General Paz, de Villa Gobernador Gálvez. Luego de varios años allí, dejó el fútbol momentáneamente porque había comenzado la secundaria en doble turno. Pero el desarraigo de su pasión no le duró mucho, porque a los pocos años volvió a la actividad pero en el viejo club Paladini, donde jugó por doce meses.
De Paladini emigró a Buenos Aires, a Ferro, del cual se volvió rápidamente por las necesidades que se sufrían en la pensión.
Su próximo destino sería Tiro Federal, institución en la que obtendría el ascenso del Argentino A al Nacional B (todos salvo el que fue a primera división en 2003). En ese año Colón de Santa Fe compró su pase, y fue de la mano del equipo «Sabalero» que llegó a jugar en la máxima categoría del fútbol argentino. Fue en un partido en el que su equipo cayó frente a River Plate en el Monumental por 3 a 2. El técnico era Alfio «Coco» Basile, de quien Chitzoff tiene muy buenos recuerdos. «No se pudo ganar, pero para mi igual fue especial», contó.
El lateral derecho titular del equipo canalla remarcó la importancia que su familia tiene en la vida de cualquier jugador porque siempre le brindan la atención y contención necesaria. «Son los primeros que te escuchan y te dan una mano», comentó. También expresó su gratificación al saber que sus familiares están en la cancha mientras él juega. Ellos son: su papá Juan, su mamá Irene, y sus hermanos Alejandra (40 años), Fabio (38) y el menor Adrián (de 27).
En junio de este año se dio lo que tanto había anhelado desde pequeño: su pase a Rosario Central. El club que alentó desde muy niño. «De chiquito iba a la cancha –confesó– así que estar vistiendo hoy esta camiseta es lo máximo que me pasó».
El lateral expresó su alegría por estar «del lado de adentro» porque estando afuera «sufría mucho» por la situación que atravesaba su club.
Actualmente, el conjunto de Arroyito está cerca de la punta en el torneo Apertura 2009 pero está en zona de promoción. Con respecto a eso, Chitzoff reconoció que se puso muy contento cuando supo que jugaría en Central, pero que no lo tocó llegar en el momento ideal. «Estamos peleando el descenso pero a la vez nos faltan pocos puntos para entrar a la Copa Libertadores, es la locura de estos campeonatos», declaró.
Todos los días se levanta alrededor de las 8.30 y va a entrenar al predio que Central posee en Arroyo Seco. Luego, va a casa de su mamá (él vive solo en Rosario), almuerza y duerme su infaltable e impostergable siesta. Después, se dedica a pasar tiempo son sus amigos de toda la vida, a pesar de que algunos sean fanáticos de Newell’s Old Boys. «Ahora mis amigos escuchan partidos de Central por mi, es una diversión sana», comentó.
Dos de sus grandes alegrías fueron el campeonato logrado con Tiro Federal y el día que fue citado para debutar en primera división. Ahora, sus objetivos pasan por sacar adelante a Central y mantenerlo en la elite del fútbol. No sólo con su entrenamiento día a día para ganar los partidos, sino con el amor más sano, el que siente un hincha de fútbol que tiene la posibilidad de defender en el césped a su querido equipo.
por Rocio Galan
Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 100 y los secundarios en la Técnica Nº 6 de Rosario.
Su sueño de ser futbolista se hizo realidad. Hoy, con 29 años, juega en el club de sus amores y aun mantiene los valores de «un pibe de barrio».
Todo comenzó a gestarse a los cinco años cuando inició sus primeras armas en el club barrial General Paz, de Villa Gobernador Gálvez. Luego de varios años allí, dejó el fútbol momentáneamente porque había comenzado la secundaria en doble turno. Pero el desarraigo de su pasión no le duró mucho, porque a los pocos años volvió a la actividad pero en el viejo club Paladini, donde jugó por doce meses.
De Paladini emigró a Buenos Aires, a Ferro, del cual se volvió rápidamente por las necesidades que se sufrían en la pensión.
Su próximo destino sería Tiro Federal, institución en la que obtendría el ascenso del Argentino A al Nacional B (todos salvo el que fue a primera división en 2003). En ese año Colón de Santa Fe compró su pase, y fue de la mano del equipo «Sabalero» que llegó a jugar en la máxima categoría del fútbol argentino. Fue en un partido en el que su equipo cayó frente a River Plate en el Monumental por 3 a 2. El técnico era Alfio «Coco» Basile, de quien Chitzoff tiene muy buenos recuerdos. «No se pudo ganar, pero para mi igual fue especial», contó.
El lateral derecho titular del equipo canalla remarcó la importancia que su familia tiene en la vida de cualquier jugador porque siempre le brindan la atención y contención necesaria. «Son los primeros que te escuchan y te dan una mano», comentó. También expresó su gratificación al saber que sus familiares están en la cancha mientras él juega. Ellos son: su papá Juan, su mamá Irene, y sus hermanos Alejandra (40 años), Fabio (38) y el menor Adrián (de 27).
En junio de este año se dio lo que tanto había anhelado desde pequeño: su pase a Rosario Central. El club que alentó desde muy niño. «De chiquito iba a la cancha –confesó– así que estar vistiendo hoy esta camiseta es lo máximo que me pasó».
El lateral expresó su alegría por estar «del lado de adentro» porque estando afuera «sufría mucho» por la situación que atravesaba su club.
Actualmente, el conjunto de Arroyito está cerca de la punta en el torneo Apertura 2009 pero está en zona de promoción. Con respecto a eso, Chitzoff reconoció que se puso muy contento cuando supo que jugaría en Central, pero que no lo tocó llegar en el momento ideal. «Estamos peleando el descenso pero a la vez nos faltan pocos puntos para entrar a la Copa Libertadores, es la locura de estos campeonatos», declaró.
Todos los días se levanta alrededor de las 8.30 y va a entrenar al predio que Central posee en Arroyo Seco. Luego, va a casa de su mamá (él vive solo en Rosario), almuerza y duerme su infaltable e impostergable siesta. Después, se dedica a pasar tiempo son sus amigos de toda la vida, a pesar de que algunos sean fanáticos de Newell’s Old Boys. «Ahora mis amigos escuchan partidos de Central por mi, es una diversión sana», comentó.
Dos de sus grandes alegrías fueron el campeonato logrado con Tiro Federal y el día que fue citado para debutar en primera división. Ahora, sus objetivos pasan por sacar adelante a Central y mantenerlo en la elite del fútbol. No sólo con su entrenamiento día a día para ganar los partidos, sino con el amor más sano, el que siente un hincha de fútbol que tiene la posibilidad de defender en el césped a su querido equipo.
por Rocio Galan
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