lunes, 9 de mayo de 2011

Adios a un grande

Roberto Roche nace el 22 de febrero de 1935 en Villa Diego. Su padre, Ricardo, oriundo de Málaga (España), es maquinista del ferrocarril Rosario-Puerto-Belgrano y violinista en los ratos libres. Su madre, Ángela Benedetto. Es el mayor de 3 hermanos, Rosita y Martha sus hermanas.
En su lugar natal comienza a estudiar bandoneón con Lausic, aunque al poco tiempo, lo hace en Rosario con el gran «Charito» Doménico.
En tanto, ya juega en las inferiores de Newell’ s Old Boys, y de las prácticas parte para San Lorenzo y Ovidio Lagos, frente a La Carmelita, adonde vive «Charito» con su mujer «La Macarena». Su madre no le permite emprender una gira con su maestro por Chile, cuando aún cuenta con 14 años.
Mientras, jugando en la 4ª del Club Newell’s Old Boys lo convocan para jugar en reserva contra San Lorenzo, en Buenos Aires y convierte uno de los tres goles con que le quitan el invicto al equipo de Boedo.
Retorna a su división hasta que en 1953, se lesiona Juan Armando Benavídez, un centro delantero tucumano, y Roberto debuta contra Estudiantes de La Plata. Esa tarde convierte de palomita tras centro de Contini en el arco que da al Palomar, el 2° de los 3 goles de su equipo.
En Ñuls, entabla una sólida amistad con el «Loco» Castro, Musimesi, la «Bruja» Belén, Yudica, Jorge Griffa y Ricardo Ramaciotti.
Pero junto al fútbol, sigue el «berretín» del tango. Su bandoneón se deja oír en cuanta reunión se presenta. Una noche en Mar del Plata, los concentrados «leprosos» salen a buscar Tango, y en un bar hacen noche con Oscar Alemán, Julián Centeya y Carlos Roldán. Allí, Roche acompaña al cantor en «Tengo miedo» (Aguilar-C.Flores) y a Julián en algunos de sus recitados.
En su carrera futbolística alcanza a jugar junto a Vicente de la Mata, quien tiempo más tarde se convierte en su entrenador. Entonces, cae Gabino Sosa a visitar a su viejo amigo y, entre tanto, en los vestuarios canta algunos tangos (su preferido es «Muñeca brava», de Visca y Cadícamo) acompañado por el bandoneón de Roche. La humildad de Gabino es proverbial. A pesar de que los jugadores lo consideran un prócer futbolístico, él se comporta como un hombre anónimo. Es así como llega a situaciones ridículas, como cuando Roche sale en la tapa de la revista «El Gráfico» y él le pide que se la autografíe.
De muy chico, las pasiones de Roberto son Newell’s y la orquesta de Osvaldo Pugliese. Después de alcanzar el sueño de jugar en el club con el que simpatiza, una noche en que el «Troesma» actúa en el Parque Independencia, a pedido de la gente, Roberto Roche es invitado al escenario y participa en la orquesta durante las ejecuciones de «Chiqué» (R. Brignolo) y «Patético» (J. Caldara).
En cuanto al fútbol, realiza un par de goles de importancia con los cuales el equipo se salva del descenso. En una oportunidad contra Vélez Sarfield y otra contra San Lorenzo.
Paralelamente, incursiona en una Orquesta Típica de Villa Diego, que a pesar de estar dirigida por el pianista Juan Vétere, lleva el nombre de Roberto Roche, aprovechando la repercusión que tiene por su performance futbolístico. Al conjunto lo conforman, además de los mencionados, los bandoneonistas Alfredo Del Blanco y Di Benedetto y el cantor Enrique Marozzi, entre otros. Logran trabajar en clubes notorios como Sportsmen Unidos.
Volviendo a Roche, a los 3 años de destacarse en el Club del Parque Independencia, Guillermo Stábile lo convoca para practicar en la Selección Nacional, y es entonces cuando se rompe los meniscos en un partido amistoso contra General Sarmiento. Así, se frustra esa oportunidad.
En 1956 pasa a préstamo a Huracán, de Parque Patricios, junto a otros futbolistas rosarinos como Orlando Peloso, Botazzi, Ángel Tulio Zof y el «Ciego» Tissera. En «El Globito» permanece durante un año, compartiendo plantel con jugadores de la talla de «Coco» Rossi, Infante, Evaristo Seoane, etc.
Es Iamil Sines quien lo lleva al O’Higgins, de Rancagua, junto a Miguel Ruggilo «El León de Wembley» y al «Negro» Gauna, de Rosario Central. Allí, realiza partidos de trascendencia, como contra la Universidad Católica, que dirige el «Charro» Moreno, anotando en 3 ocasiones.
A esa ciudad chilena llega en gira Peñarol de Montevideo y lo contrata de inmediato. En el club uruguayo desarrolla una campaña de relieve. Tiene como compañero de pieza a Luis Cubillas y comparte plantel con Tito Goncalvez, William Martínez, Bernardico, Maidana, etc. Permanece 2 años en Peñarol y logra un campeonato. Además, encuentra una ciudad a su medida, con el Tango a flor de piel. «Recala» en 18 de julio y Yi, junto a glorias del fútbol uruguayo como el «Cotorra» Míguez, Severino Varela o William Martínez, quienes gustan de cantar un tanguito acompañados por el bandoneón del rosarino. «...Allá tocaba siempre el bandoneón, les gustaba como loco, -el Cotorra me pedía siempre el tango Viejo smocking... «. Tiene, además; en Eduardo Hoover (ex Rosario Central) a un gran tanguero que lo acompaña en todas las «paradas».
Luego, a través de Héctor y Roberto Scarone, es contratado en 1958 por el Elche, de Alicante, donde se queda algo más de 4 años.
También allí, cuando hay una pausa futbolística, está con su bandoneón, y es por el «arrugao» que alterna con personalidades de otros ámbitos. Algunos de ellos: Paco Rabal, Jorge Mistral, Zully Moreno, Pedrito Rico, Lola Flores, Conrado San Martín, La «Chunga», Luis César Amadori, Santiago Bernabeu quien siempre pide «¿Dónde estás corazón?» (Berto-M.Serrano) y Alfredo Krauss. En Torre Molinos, incluso, acompaña en un tango al General Perón.
Durante la luna de miel del príncipe Rainiero y Grace Kelly, por Argentina, Roberto Roche tocó el bandoneón para ellos.
Mientras tanto, en una práctica descolla como N° 2 y lo convocan para reemplazar a Santamaría en el Real Madrid. Es entonces cuando sufre quebradura de tibia y peroné. Luego, debe abandonar España por el cupo de extranjeros. Tiene 27 años.
Ya en Argentina, «Pepe» Migni lo ubica en Unión de Santa Fe, pero el Elche exige mucho dinero por su pase y debe abandonar el fútbol.
En 1962, contrae enlace con Alicia Morgavi, su novia de siempre. Del matrimonio llegaron 3 hijas: Sandra, Andrea y Carolina. Se emplea como oficinista y allí permanece 35 años.
Su bandoneón sigue siendo solicitado para dar recitales como solista o acompañando cantores.
El pasado 21 de abril, un grande nos dijo Adiós.
Su esposa Alicia, sus hijas Sandra, Andrea y Carolina, su hermana Martha y familiares y amigos lo despidieron con gran dolor, su recuerdo seguirá viviendo entre nosotros.

No hay comentarios: