«Es la rehabilitación a través del caballo», explica Alejandra Valenti, presidenta de la Asociación Argentina de Actividades Ecuestres para Discapacitados. «Gracias a que el animal realiza un movimiento tridimensional (adelante, atrás, arriba, abajo y hacia los dos costados) sirve como rehabilitación».
Este movimiento tridimensional explica, en parte, por qué en los últimos años este método creció más que otras terapias con animales. De todas maneras, José Luis Pagani, uno de los expertos más importantes que tiene el país en materia de conducta animal, prefiere hablar de «zooterapia». «El caballo se usa frecuentemente como elemento dentro de la terapia, porque su movimiento hace trabajar los mismos músculos que se utilizan al caminar. Pero el animal es nada más que un medio para un fin. También se realizan terapias con perros o con aves», explica el director de la escuela integral de animales Tupac Amaru
(www.tupac-amaru.net) en Buenos Aires.
El trabajo de Pagani no consiste solamente en dar la clase de equitación, sino además, en adiestrar a los animales para que, llegado el momento de la interacción con los alumnos, se comporten de la manera esperada por el equipo médico. «Es un trabajo interdisciplinario», afirma respecto de la terapia.
Los caballos con los que se trabaja son, en general, más altos y grandes que el típico caballo criollo. Valenti explica que tiene que ver con que permiten que los alumnos desarrollen habilidades que no desarrollarían de otra manera. « A los hipoacúsicos, que generalmente sufren de vértigo, les permite tratar el tema de la altura. Al resto, les enseña a enfrentar y superar el miedo» asegura.
¿Para quién está indicada la actividad?
El movimiento del caballo hace que la equinoterapia sea especialmente útil en el tratamientote discapacidades motoras. Sin embargo como el caballo también influye sobre la psiquis del alumno, la disciplina sirve, además, para tratar discapacidades mentales y sensoriales « La razón por la que funciona mejor que una sesión de kinesiología es porque es más divertido estar arriba de un animal y al aire libre, que en un consultorio» asegura Valenti.
Los expertos coinciden en que la terapia con caballos funciona porque logra que el paciente se ponga en contacto con lo lúdico y, entonces, el tratamiento se transforma en algo así como un juego. En chicos autistas, por ejemplo, este aspecto de la actividad « hace que estén más abiertos a aprender otro tipo de habilidades; y en chicos hiperkinéticos, desarrolla capacidades como la de saber esperar el turno», explica Valenti.
¿La Equinoterapia cura?
No, no cura. Sin embargo, la equinoterapia, al igual que otros muchos tipos de tratamientos, puede ser fundamenta a la hora de intentar frenar el deterioro que tienden a sufrir las personas con discapacidades. La idea es estimular a la persona para que estas discapacidades no aumenten.
«En general, el chico llega con su familia y se le hace una entrevista. Los padres nos cuentan la historia del niño y que expectativas tienen. En algunos casos, no les interesa tanto la cuestión terapéutica como el chico la pase bien y se divierta. Están cansados de tanta terapia», explica Valenti. La participación de la familia en la clase es esencial para lograr resultados positivos.
Sin embargo, a la hora de decidir llevar a un familiar a una sesión de equinoterapia, es fundamental recabar información acerca de la organización y asegurarse de que se trate de un lugar serio. «Hay muchos aventureros- afirma Pagani. Acariciar a un animal no es hacer zooterapia. El animal tiene que estar adiestrado para ir cumpliendo metas».
El ideal para el instructor es que el alumno vaya desarrollándose hasta ser capaz de participar de una clase de equitación normal. No todos lo logran. Pero en el proceso aprenden, socializan, se divierten, disfrutan al aire libre y se hacen amigos de los animales.
Por Carolina Thibaud para Revista Nueva. Esta nota es una introducción para indagar si en la ciudad o alrededores se realiza la actividad y fue una inquietud de gente que nos llamó a la redacción.
Este movimiento tridimensional explica, en parte, por qué en los últimos años este método creció más que otras terapias con animales. De todas maneras, José Luis Pagani, uno de los expertos más importantes que tiene el país en materia de conducta animal, prefiere hablar de «zooterapia». «El caballo se usa frecuentemente como elemento dentro de la terapia, porque su movimiento hace trabajar los mismos músculos que se utilizan al caminar. Pero el animal es nada más que un medio para un fin. También se realizan terapias con perros o con aves», explica el director de la escuela integral de animales Tupac Amaru
(www.tupac-amaru.net) en Buenos Aires.
El trabajo de Pagani no consiste solamente en dar la clase de equitación, sino además, en adiestrar a los animales para que, llegado el momento de la interacción con los alumnos, se comporten de la manera esperada por el equipo médico. «Es un trabajo interdisciplinario», afirma respecto de la terapia.
Los caballos con los que se trabaja son, en general, más altos y grandes que el típico caballo criollo. Valenti explica que tiene que ver con que permiten que los alumnos desarrollen habilidades que no desarrollarían de otra manera. « A los hipoacúsicos, que generalmente sufren de vértigo, les permite tratar el tema de la altura. Al resto, les enseña a enfrentar y superar el miedo» asegura.
¿Para quién está indicada la actividad?
El movimiento del caballo hace que la equinoterapia sea especialmente útil en el tratamientote discapacidades motoras. Sin embargo como el caballo también influye sobre la psiquis del alumno, la disciplina sirve, además, para tratar discapacidades mentales y sensoriales « La razón por la que funciona mejor que una sesión de kinesiología es porque es más divertido estar arriba de un animal y al aire libre, que en un consultorio» asegura Valenti.
Los expertos coinciden en que la terapia con caballos funciona porque logra que el paciente se ponga en contacto con lo lúdico y, entonces, el tratamiento se transforma en algo así como un juego. En chicos autistas, por ejemplo, este aspecto de la actividad « hace que estén más abiertos a aprender otro tipo de habilidades; y en chicos hiperkinéticos, desarrolla capacidades como la de saber esperar el turno», explica Valenti.
¿La Equinoterapia cura?
No, no cura. Sin embargo, la equinoterapia, al igual que otros muchos tipos de tratamientos, puede ser fundamenta a la hora de intentar frenar el deterioro que tienden a sufrir las personas con discapacidades. La idea es estimular a la persona para que estas discapacidades no aumenten.
«En general, el chico llega con su familia y se le hace una entrevista. Los padres nos cuentan la historia del niño y que expectativas tienen. En algunos casos, no les interesa tanto la cuestión terapéutica como el chico la pase bien y se divierta. Están cansados de tanta terapia», explica Valenti. La participación de la familia en la clase es esencial para lograr resultados positivos.
Sin embargo, a la hora de decidir llevar a un familiar a una sesión de equinoterapia, es fundamental recabar información acerca de la organización y asegurarse de que se trate de un lugar serio. «Hay muchos aventureros- afirma Pagani. Acariciar a un animal no es hacer zooterapia. El animal tiene que estar adiestrado para ir cumpliendo metas».
El ideal para el instructor es que el alumno vaya desarrollándose hasta ser capaz de participar de una clase de equitación normal. No todos lo logran. Pero en el proceso aprenden, socializan, se divierten, disfrutan al aire libre y se hacen amigos de los animales.
Por Carolina Thibaud para Revista Nueva. Esta nota es una introducción para indagar si en la ciudad o alrededores se realiza la actividad y fue una inquietud de gente que nos llamó a la redacción.
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